Las moscas se pasean por la mesa
No pinto cualquier cosa y no lo pinto de cualquier modo. Preparar la mesa, encontrar la relación entre los objetos, la luz y mi mirada me pude llevar días, incluso semanas. Separar un centímetro una calabaza de un huevo es la diferencia entre pintar la luna en relación a la tierra o de Marte a ésta misma.
Pero el tiempo que necesito no va paralelo al propio ritmo de los objetos. La vida me sobrepasa. Cuando todo está en su sitio y comienzo a pintar sé que en muchas ocasiones el cuadro quedará detenido antes de poder añadir todo lo necesario para darlo como concluido, pero eso no me detiene, me basta con la satisfacción de haber sido partícipe.
Ya empiezo a ver pasear las moscas sobre la mesa. Me queda poco tiempo.