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Apadrinando a Artistas

Esta noticia la leí hace ya unos meses en el diario digital El País. No deja de ser un simple cotilleo, que en cierta manera daña la imagen del arte, pero a la vez, en estos tiempos de crisis, me anima ver que los ricos también lloran.

La mujer más rica de Francia regala 1.000 millones
El afortunado es un fotógrafo amigo de Liliane Bettencourt
INMACULADA RUIZ – París – 16/12/2008

La mujer más rica de Francia, principal accionista del emporio de cosmética L’Oréal, Liliane Bettencourt, anda en pleitos con su hija, Françoise Bettencourt Meyers. ¿La causa? Liliane ha regalado a su afortunado amigo el fotógrafo François-Marie Banier 1.000 millones de euros. Su hija ha pensado que su madre no estaba en sus cabales cuando tomó la generosa decisión y ha pedido a los tribunales franceses que incapaciten a Liliane Bettencourt y la sometan a la tutela económica que le impida «dilapidar su fortuna». De momento, la madre se ha negado a que se le practique un reconocimiento médico, pero las autoridades continúan investigando sobre las condiciones de la generosa donación.

Según el rotativo francés Le Journal de Dimanche, la respuesta de la anciana millonaria a la demanda de su hija es que ella subvenciona a quien quiere. Para eso tiene 17.000 millones de euros, más o menos; según los cálculos de la revista Forbes, la cuarta fortuna de Europa y la primera de Francia.

Liliane ha cumplido ya 86 años y anda apartada del mundanal ruido, disfrutando de las obras de Picasso, Monet, Van Gogh y Chirico que cuelgan de las paredes de su residencia en el exclusivo barrio parisiense de Neuilly; quizás el retiro adecuado para una mujer que dirigió durante toda su vida el imperio cosmético heredado de su padre, el fundador de la firma, Eugéne Schueller, un hombre avispado que tuvo el buen ojo de fabricar el primer tinte capilar. A los 15 años, la joven Liliane entró en el negocio paterno pegando etiquetas en la fábrica de cosméticos. Un puesto nada glamuroso para la única hija y, por tanto, única heredera, del fundador del mayor emporio cosmético. Fue entonces cuando contrajo una tuberculosis que la tuvo retirada, ahora sí a la altura de su fortuna, en un balneario de Suiza. De aquella estancia se trajo del brazo a André Bettencourt, un político cercano a Georges Pompidou con quien estuvo casada desde 1950 hasta que él falleció, hace un año. Precisamente fue un amigo de la infancia de éste, François Dalle, quien presidió el grupo como director general, un cargo que no quiso ocupar la heredera, que siempre estuvo en la sombra.

La vida del fotógrafo François-Marie Banier ha sido menos acaudalada -hasta ahora-, pero no menos interesante. Ambos se conocieron cuando aún vivía el marido de Liliane Bettencourt, y se hizo íntimo del matrimonio. El fotógrafo, también pintor y escritor, ha tenido una buena cartera de amigos: desde Salvador Dalí hasta Carolina de Mónaco. Johnny Deep dice de él que ha hecho las únicas fotos en las que se reconoce y son muchos los artistas que se rinden a su cámara.

«El dinero tiene que servir para emprender», es una de las máximas de la multimillonaria. Y, en sus cabales o no, ha decidido que el emprendedor Barnier sí que lo vale.

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