Primera Crítica
La clara delicadeza del cristal y las flores
Alberto Romero Gil es capaz de trabajar la realidad con elementos tan sutiles y delicados como las flores y cualquier variedad de vidrio. Con un fondo grisáceo que confiere un aura especial a sus naturalezas muertas, el pintor compone una serie de bodegones ingrávidos, a la vez que minimalistas. Su hiperrealismo ayuda a apreciar las flores a quien no se para a admirarlas, a quien no se detiene a aspirar su aromática esencia. Los temas sencillos son temas del arte tanto como los históricos: lo realmente difícil es sacar una historia del detalle aparentemente más nimio.
Además del trabajo de texturas, Romero Gil demuestra su interés por la luz en sus composiciones. Los elementos inertes, suspendidos en la neutralidad del ocre o gris, reflejan su correspondiente sombra, en un intento de captar cómo influye la luz sobre los objetos. Objetos que, por cierto, se distribuyen al alimón entre flores y útiles de cocina. El deseo de retratar la realidad, a través de su pincel, hace de Alberto Romero Gil un cronista aventajado de la realidad, un fotógrafo pictórico de la cotidianeidad, un artista obsesionado con retratar las pequeñas cosas del día a día. Hasta el próximo día 24 de enero, las fotografías al óleo de la realidad de Romero Gil, agrupadas bajo el título de «Pretérito Anterior», se podrán visitar en la madrileña Galería Estampa.
Ramuntcho Robles Quevedo